Acaba de salir de la piel de la Susanna de Las bodas de Fígaro en el teatro del Liceo. Pronto la verán de nuevo en Salzburgo, y, pasado el verano, debutará en el Real de Madrid. María Bayo, la nueva y más internacional estrella de la lírica española, reconoce que "ahora puedo pisar firme, aunque no diré que he llegado al tope". Para una soprano, 38 años no son muchos, suficientes para recoger buena cosecha en los mejores teatros del mundo y saber, al mismo tiempo, que tiene por delante una década prodigiosa. Amable, prudente y comedida, sé que no me perdonará la inclusión de la palabra "follar" en esta entrevista. Hablaba por boca de otro y, además, lo pronunció muy bajito.
Acaba de cumplir 38. ¿Aún lleva el título de "joven promesa"?
Aunque llevo muchos años de carrera, me ven como una chica joven porque se supone que debería ser distinta, como muy señora. En cuanto a lo de "promesa", creo que hace mucho que estoy consolidada.
La señalan como heredera de las grandes cantantes españolas. ¿Cuál es la parte más incómoda de esa herencia?
Tener que superar el listón que te ponen; demostrar, en los pocos días al año que actúas en tu propio país, todo lo que estás cosechando fuera.
Empezó de niña cantando jotas en el coro de su pueblo navarro. ¿Reivindica el status de chica de pueblo?
Reivindico ser chica de pueblo, pero fuera del pueblo [risas]. Siempre digo que soy de Fitero, allí está toda mi familia; pero debo decir también que siempre quise salir de allí.
Estudió puericultura, supongo que le gustaban los niños. ¿La música le ha impedido de momento tener hijos?
Sí, ahí hay una contradicción: siempre me ha apasionado el mundo infantil, pero mi profesión exige todo el tiempo. Yo no dejaría que nadie fuese madre por mí, y como a todo no llegaría, he renunciado.
Nadie duda de su inteligencia para administrar su voz y dejarla evolucionar sin perjudicarla con papeles inadecuados. Pero, ¿no teme que tanta cautela pueda anegar su futuro?
No, porque por un lado soy muy alemana, pero por otro también soy latina. Soy Géminis. Tengo cautela, pero también me gusta el desliz, la aventura. No soy tan rígida como parece.
¿Pero cuándo va a atreverse con las grandes heroínas trágicas? Algunos están impacientes.
Es que en España no me han escuchado muchas cosas, mi carrera se está cimentando más fuera que dentro. Y además no hace falta hacer Verdi para dar el salto.
¿Es posible comunicar pasión en el escenario sin haber sido barrido por ella en la vida?
Un amigo del conservatorio, cuando alguna chica empezaba, decía: "Todavía no ha follado, cuando lo haga empezará a decir algo al cantar". Creo que hay que haber sufrido decepciones y haber vivido amores tremendos. La gente plana aburre al más pintado.
¿Qué le debe, de verdad, a Teresa Berganza?
Que confiara en mí y hablase siempre bien de mi voz y forma de cantar.
¿Puede una pupila cosechar más aplausos que su maestra sin deteriorar la relación entre ambas?
Yo tengo una relación con Teresa maravillosa. Es como una segunda madre. Para mí nunca ha sido una rival, ni yo para ella, vaya estupidez. Ella ha hecho su carrera, tenemos voces y edades diferentes y repertorio completamente distinto.
¿Se pasea también la insidia por los camerinos de los grandes teatros del mundo?
Le contaría, pero no le quiero contar. Yo me entero tarde y mal de los comentarios maliciosos. Y no me interesan.
Es extremadamente humilde, pero ¿no cree que quien lo es de verdad no debe, siquiera, parecerlo?
Yo sé de dónde vengo, el esfuerzo que me ha costado todo, pero sólo hago teatro arriba, en el escenario. Si tengo éxito es también allí. Cuando estoy en la calle, ¿por qué me voy a dar más importancia de la que tengo?
¿Levantamos, pues, acta de defunción de la diva clásica?
Lo de la diva está pasado. Yo creo que cada vez soy más natural, no me gusta inventar caprichos. Soy así.
¿Y el mundo no se sorprende ante su austeridad?
Pues sí, por eso al principio algunas personas me decían que debía mostrarme más diva porque es lo que la gente espera de nosotras.
Se extiende la impresión de que ahora los grandes divos son los directores de escena...
Así es. A mí, darle tanta importancia a esa figura no me parece justo. Está muy bien cuidar toda la parte escénica, pero sin pasarse, sin relegar lo musical. Hay que buscar un equilibrio.
¿Ha aprendido ya a entrar en su propia página web?
[Risas]. ¿Quién le ha contado eso?... Llevo una semana con el ordenador, pero no hay forma, es un lío.
¿Acabará por convertirse en una cantante de culto?
Desde luego, no tengo previsto hacer cosas populares. No me voy a poner a tocar una guitarra y cantar. Eso ya lo hice antes.
¿Ni en el coche tararea una canción de los 40 Principales?
Pues no, es que no me da tiempo siquiera de escuchar esas cosas...