Editorial del 24 de febrero de 2012

La antigua directora de la CAM, la Caja de ahorros del mediterráneo, ha ido esta mañana al juzgado de lo social de Alicante y ha tenido que oír adjetivos tan poco agradables como “ladrona, choriza y corrupta”.

María Dolores Amorós acudía nada menos que a intentar la nulidad de su despido y a reclamar tanto los 10 millones de euros en concepto de lucro cesante, como otra cantidad -que no se conoce- en concepto de indemnización por su larga trayectoria en la caja de ahorros durante 11 meses.

La esforzada alta ejecutiva de la CAM se había adjudicado una pensión vitalicia de casi 400 mil euros anuales, que por supuesto reclama. No es cuestión de defender a la sra Amorós, pero es muy raro que sólo ella esté soportando los gritos de “choriza” y la pena del telediario. En la misma Caja, y muy poco antes de ser intervenida, otros altos ejecutivos se repartieron más de 15 millones de euros. ¿Dónde están esos señores? ¿Cómo es que no tienen ningún problema? Como abandonaron el barco media hora antes del hundimiento, están en casa con las pantuflas puestas, comprobando por la tele que sí, que “tonto el último” O tonta, claro.


Política de Privacidad Política de Cookies © 1998-2024 juliaotero.net