Artículo publicado en La Vanguardia el 12 de diciembre de 1999
El compromiso individual es el baluarte del periodista ante las presiones del poder, según un debate del Col.legi de Periodistes
La profesión periodística, presionada por el poder, asfixiada por la precariedad laboral y arropada por una sociedad poco crítica, ha renunciado a determinados principios éticos, pero existe una vía para salvaguardar la dignidad del periodista: el compromiso individual. Así puede resumirse el debate que sobre la independencia de estos profesionales se celebró ayer en el Col.legi de Periodistes de Catalunya.
"El compromiso individual, basado en la honestidad, la ética, la imparcialidad y la autoexigencia profesional", según dijo Carles Francino, periodista de TV3, es la gran arma contra quienes atacan la independencia profesional. "Cuando políticos, empresarios, sindicatos y clubs de fútbol pretenden marcarnos al rojo, están intentando domesticar a los medios y romper la independencia del periodista", dijo Francino. "Teniendo a todos catalogados, les resulta mucho más fácil controlar." Y a veces, lamentó, los propios periodistas colaboran, "por resignación o por complacencia".
Julia Otero, que hasta agosto dirigía el programa de tarde de Onda Cero, se declaró pesimista ante una profesión que, a su juicio, ha renunciado "voluntariamente" a ciertos principios éticos. Otero, que admitió haber practicado la autocensura, señaló que lo peor es cómo la audiencia acepta con naturalidad que las noticias varíen según quién las da. "En vez de la radio como una plaza pública", deploró, "se ha convertido en una radio para una parroquia, escuchada por gente ya convencida a la se ofrecen mítines".
En este sentido, Rafael Jorba, subdirector de "La Vanguardia", recalcó que se ha subvertido la ancestral creencia de que "las opiniones son libres y los hechos son sagrados". Según él, "ahora es al revés: las opiniones son sagradas y los hechos son libres, y los tertulianos han dejado sin papel a los intelectuales críticos". Jorba se refirió también al poder de los grupos multimedia, en cuyo seno la autorregulación periodística le parece inviable. "Hace falta un control externo, un consejo audiovisual", concluyó.
Lluís de Carreras, presidente del Consell de l'Audiovisual de Catalunya (CAC), coincidió en que "un consejo audiovisual suficiente podría garantizar la libertad de expresión", pero advirtió de que no hay sustrato legal para proteger al periodista, pues hacer uso de la cláusula de conciencia conduce literalmente al paro. Las presiones son muchas, internas y externas, y han permeado la cultura de la profesión. "La presión es consustancial al poder", dijo Antonio Franco, director de "El Periódico", "y no es realista pensar que esto cambiará".
Sobre el coloquio planeó en todo momento el debate que sobre medios audiovisuales públicos acogerá el Parlament los días 14 y 15. "Seremos un país normal cuando haya cambios de gobierno y los directivos de los medios públicos continúen en sus puestos si son competentes y capaces", dijo Francino. "Lo insólito es que a estas alturas aún lo estemos discutiendo".